El 16 de septiembre de 1955 un golpe cívico militar puso fin al gobierno constitucional y democrático de Juan Domingo Perón y clausuró el proceso político que mayor grado de consenso ha generado entre los argentinos en toda nuestra historia. Apenas tres años antes del golpe, casi dos terceras partes de los habitantes del país había reelecto a Perón, en unas elecciones que marcaron el acceso a los derechos cívicos de las mujeres.
Al cumplirse los 66 años de aquel golpe que empujó a la Argentina hacia un abismo socio-económico-cultural, la editorial Punto de Encuentro reedita “La fuerza es el derecho de las bestias”, el primero de los libros que Perón escribió durante su largo exilio de 18 años. La obra forma parte de la colección “Cabecita negra” y cuenta con el prólogo de Juliana Marino, histórica militante peronista.
El libro lo escribió Perón durante los primeros meses de exilio y se editó, por primera vez, en 1958, en Montevideo. A partir de allí circuló en forma clandestina y sirvió de base doctrinaria para muchos de los actores de la resistencia peronista, en especial durante aquellos primeros años de persecuciones, torturas y muerte.
“La fuerza…” podría tomarse como un contundente alegato contra los golpistas, pero la realidad es que es mucho más que eso. Es una obra que, a su modo, anticipa las próximas décadas de la Argentina y, por qué no, del mismísimo presente. En los antecedentes, Perón rememora toda su obra de gobierno, tanto en términos doctrinarios como en el plano de la política práctica, la organización estatal y el despliegue de una acción social y económica destinada a la felicidad del pueblo como horizonte de realizaciones.
Luego, avanza sobre “La traición al pueblo” y en cómo se gestó el golpe del ’55, con el devastador antecedente de los bombardeos a Plaza de Mayo. En este punto, Perón enfatiza la denuncia contra la “reacción parasitaria”, enemigos acérrimos de la clase útil, constituida por los trabajadores, los profesionales y los técnicos, que son los “que conciben, crean y producen”. Entre los parásitos, el ex presidente enumeraba a la oligarquía, el clero, los sectores parasitarios de los profesionales y de las fuerzas armadas”. A estos últimos, en definitiva, sus propios colegas de armas, Perón los anatematiza como “mercenarios que cedieron a la presión de su codicia”.
El capítulo siguiente, “La tiranía militar”, es brillante, porque en él se describen las motivaciones profundas y reales del golpe de Estado: la desestructuración de los cimientos básicos de la independencia económica, la justicia social y la soberanía nacional. Desde un comienzo, Perón comprendió que el objetivo de la dictadura era desindustrializar al país e introducirlo a la fuerza en el nuevo orden financiero gestado post Segunda Guerra Mundial, bajo los dictados del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. En este sentido, contesta al famoso informe Prebisch, al que califica de “corte colonialista”.
“La Fuerza…” tiene más de medio siglo escrito para ya anticipaba el debate central que vivirá (y aún vive) el país: patria o colonia, justicia social o FMI. El golpe del ’55 le puso fin al proyecto de sociedad que mayor consenso obtuvo en toda nuestra historia. Tal grado de barbarismo tuvo un único objetivo, el de encarrilar a la Argentina, una vez más, por la senda del colonialismo, la usura y el saqueo.
La posibilidad que Punto de Encuentro le brinda a todos los lectores, de contar con una prolija reedición de esta obra, es algo que no debería pasar inadvertida en momentos en que el país se debate si la delirante deuda que el gobierno de Mauricio Macri tomó con el FMI se pagará, según las posibilidades reales del país o si, por el contrario, lo haremos sobre la base del hambre y la sed del pueblo argentino.